Muchas personas podrán suponer que pedir cierto plástico de ingeniería es muy sencillo y que basta con identificar el nombre del material para que te lo brinden. Pues bien, la parte complicada no es solicitarlo sino que el representante de ventas te dé lo que realmente necesitas. Consiste en saber las necesidades exactas que tu cliente requiere para alguna aplicación. Para ello, es fundamental conocer tanto las propiedades como las características de lo que quiere lograr.

Para empezar habrá que diferenciar entre ambas. Las propiedades son atributos o cualidades que pudieran ser la resistencia química, la resistencia mecánica, la resistencia a la temperatura, la dureza, la resistencia a la compresión, entre otras; mientras que las características son algo más físico como el largo, el ancho, el diámetro, el color, la forma, el alto.

Conocer bien qué es lo que quiere hacer el cliente con el material resulta fundamental para darle el plástico que requiere, pues muchas veces el comprador cree saber el producto que se necesitaría para cierta aplicación y con una buena asesoría podría darse cuenta que es otro material el que le funcionará mejor. Así, entre más información se tenga sobre el proceso o trabajo que va a realizar la pieza a fabricar, mejor será la solución que se le pueda dar.

Por ejemplo: si te piden una polea, se oye simple… una polea, pero fabricarla lleva muchas preguntas como:

Características
¿Qué color? ¿Qué medidas (diámetro externo, interno, ancho, profundidad)? ¿Qué material?
Propiedades
¿Qué tipo de carga va a llevar? ¿A qué velocidad se va a mover? ¿En qué ambiente va a trabajar? ¿Sobre qué se va a deslizar? ¿Se requiere lubricación o no debido a la fricción?

Un profesional necesita hacer todas las preguntas posibles para saber con exactitud qué recomendar e ir a la segura. Por eso es vital acercarse a una empresa que tenga un servicio de asesoría técnica excelente, y que te respalde en la toma de decisión.
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